Aportes innumerables de ideas y conocimientos: es verdad cuando decimos dos cabezas piensan más que una, por ello cuando el equipo de trabajo se reúne para aportar sus ideas y conocimientos es muy fácil que surjan estrategias increíbles, esas que ayuden a lograr objetivos del equipo.
Puntualidad: Desde siempre, esta ha sido una de las
fortalezas más valoradas en el trabajo en equipo: un estudiante puntual
transmite seguridad y confianza a sus compañeros, por no mencionar el respeto
que desprende hacia el tiempo de los demás.
Sinceridad: Un compañero sincero, que sea capaz de decir la
verdad y no lo que cree que quiere oír el equipo de trabajo, es sinónimo de
transparencia, de limpieza en las comunicaciones y de un ambiente de estudio
sano.
Trabajo en equipo: Dado que la mayoría de los trabajos se
realizan en sincronía con otros compañeros, es muy deseable que un
estudiante/alumno sea capaz de adaptarse a un equipo de trabajo, con todo lo que
ello implica —comunicaciones, flujos, dinámicas, división de tareas—, sin que
su rendimiento autónomo se vea resentido.
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